El corazón, nunca se rindió,
La mente, decidió correr de ahí,
El alma, a pesar de todo, siguió,
Y yo aún cuestiono el “¿y sí…?”.
Pasé el rio bajo el mar de sonrisas,
Y las nubes reían de cómo navegaba,
Y el avión se hundía con algo de ira,
Y yo, a pesar de todo, aún soñaba.
Llegue a la isla perdida de esperanza,
Y me encontré con tres que olían bien,
Pero algo ahí me decía que habría venganza,
Y yo pensaba, “¿Cómo llegue sin ver?”.
Un mudo le decía a un ciego que mirara,
Y en eso la flor del desierto, floreció,
Reía y lloraba sin ganas, se veía rara,
Y yo le preguntaba a un sordo “¿Qué pasó?”.
La flor creció y todo absorbió a su alrededor,
El sol se puso azul y la luna brillo sin resplandor,
Y todo lo que había rápidamente se transformo,
Y yo corrí a verla antes de perderla, pero se esfumo.
Y yo ahí me quede sentado mirando a lo lejos,
Y yo pensando, sentía el último aliento,
Y yo ahí cerraba los ojos, poco viejos,
Y yo al fin me dormí con total silencio.