Confesión de un poeta

¿Qué es escribir si no jugar y sentir en la paradoja de vivir?
¿Una carrera al infinito que invita a perderse en el simple camino?
Pero, ¿qué es sentir y jugar al pensar en todo este ir y venir?
¿Una pregunta sobre otra que al final llamamos destino?
¿Una duda que lleva a dudar sobre lo que era una certeza?
¿O solo un sabor amargo y refrescante como es una cerveza?

Pasado, presente y perdido, porque el futuro que no conoces,
Es solo un deseo de estar cómo y con quien quieres al final, ¿no?
Y escribiendo lo dibujas y lo atraes ante ti, o ante ella, ¿lo sabe, no?
Pero una cerveza tiene muchos colores, e incluso, más sabores.
Entonces escribir va tomando sentido, color, olor, sabor… corazón.

¿Qué es escribir, mas una realidad ficticia armada para amar?
Pero, ¿para amar a todo lo que en su punto se quiso inventar?
O en su defecto, ¿para odiar aquello que ya no se deja atrás?

Entonces escribir es sentir, pensar,  jugar, olvidar, odiar… amar.
¿Y si no lo es? ¿Si tan solo son letras unidas por una relación infinita?
¿Y si tan solo son un reflejo de nuestro más perdido anhelo?
¿Es escribir entonces, solo verdad para quien dice “¡Deseo!”?

La ciencia no explica porque creemos en Dios,
Pero tampoco porque aún leemos poesía.
Soñar es gratis y prefiero escuchar esa voz
Antes que resignarme a olvidar la belleza y quedar en ira.