La Silla

Está ahí, a dos pasos de aquí, y no existe.
No existe si no es en sueños, y aquí no hay sueños,
Porque los sueños son dormidos. ¿Por qué insistes?
Aquí no hay nada, no hay nada, pero lo deseo.

Cinco que son sin ser, son algo que no llega.
Cinco que sin ser son, son algo que aparentan.
Está ahí, a cinco pasos de mí, pero no está,
Al menos para mí, ahora, no quiere estar.

Estoy donde estaba, ahí sentado donde se sentaba,
Pero no hay calor, no hay nada similar a la emoción.
Parte se desilusiona, parte real la necesitaba.
¿Por qué dices que siempre tuve la razón?
No la tuve antes, no creo que la tenga en este momento,
Estas son cosas que pasan, aún así, lo lamento.

El alba se acerca cada vez más y aún estoy aquí,
En la silla donde se sentaba, la silla que calentaba.
Y las pesadillas no cesan, no quieren estar sin mí.
Así que me quedo en su silla. No quiero cambiarla.

Ya no está… ¡ya no está!, ¿no lo entiendes?
Se fue al partir, al dormir y al desaparecer.
¿Por qué insistes en que está presente?
Espero que pronto llegue este amanecer.
La puerta abierta, ahora yo debo partir,
Pero no voy al mismo lugar, yo me quedo aquí.
De vez en cuando al lago hay que ir a visitar,
Que en sus aguas y misterios hay que indagar.
¿Entiendes que puede que la encontremos ahí?
Aquí no hay nada, y tal vez, allá tampoco,
Pero por lo menos lo quiero intentar, quiero vivir.