No somos amigos, solo eres un ángel diciendo adiós.
A mis ojos eres conciencia, eres caos en el camino,
Pero aun así escucho lo que hablas, sobre la flor,
Sobre la silla y el juego que creí haber perdido.
A la luz de mi vieja luna me susurras una verdad,
Una que había ocultado bajo un árbol y un sueño.
Esa verdad sobre un triste adiós que quise olvidar,
Que sigue saliendo a través de los ecos.
La incertidumbre inconsciente de estar despierto,
De estar al lado tuyo escuchando en canciones
Gritos, gritos de algo que parece ser siniestro.
¿Siniestro? Creo que eran mis propias ambiciones.
Entonces tu suspiro no es mi imaginación,
Tu respiro es mi amor… ¿mi amor?
Debe ser un viaje, un delirio de perdición,
Pero no tengo miedo, esto no puede ser dolor.
Se siente como el juego cerca de la silla,
Es como respirar solamente adrenalina.
Entonces, ¿qué me queda en este preciso momento?
Me queda desesperación y sentimiento de desolación.
Me queda fuerza para seguir sin ser violento.
Me queda una sonrisa, un abrazo de inspiración.
Me quedas tú… Me quedas tú diciendo adiós.
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Estas obras son propiedad de Daniel Parra Carrillo y es publicada bajo una licencia Creative Commons.
Solo tú eres responsable de convertir un adiós en un fin definitivo, y es la parte más compleja, ignorar esas voces susurrantes. Al contrario de lo que la gente piensa, el tiempo no ayuda, y la luna calienta más que el mismo sol.
ResponderEliminarEs un agrado volver a leerte, hermano, espero no pase tanto tiempo para repetirlo. Un abrazo, nos leemos por ahí, cuando las letras se vuelvan a juntar.
Tu lo has dicho hermano. Nosotros somos los responsables de elegir nuestros caminos y nadie puede ayudar en ello.
ResponderEliminarSeguiré escribiendo, dado que encontré la inspiración que me faltaba, así que veremos cuanto dura. Saludos broh!